domingo, 16 de marzo de 2014

Inocencias Perdidas

Photo: Corrupted Innocence by TaraLundriganPhoto 

Grito tu nombre aunque no lo recuerdo. Solo escucho los gritos de muchos niños que chapotean a mi alrededor en una playa, que pareciera limpia, las aguas son color turquesa, por eso me sorprende su turbulencia cuando desesperada, porque no respondes, hija mía, me sumerjo con los ojos abiertos para buscarte. Nado un par de metros dejando infinidad de piernitas que juegan detrás de mi para encontrarme en el fondo con un animal muerto que agarro de la cola, solo para darme cuenta que es el animal que mas miedo y asco me provoca en el mundo. Es una rata. Y giro mi cabeza a la derecha y a la izquierda para darme cuenta con horror de que muchas ratas muertas cubren el piso de ese mar en el que juegan tantos chiquitos. Mi conclusión es que te has ahogado en esa agua infecta. No te encuentro. Me llevo un ejemplar inmundo para hacerle una biopsia. Quiero saber qué las mató. Quiero saber qué te mató.

Despierto de ese sueño unas horas antes de ir a al encuentro con un pasado reciente. Tan reciente que las heridas sangran todavía. El dolor está mas vivo que nunca pero tengo que enfrentarlo, porque estoy convencida que eso es parte de la sanación. Tenía un plan trazado hasta el menor detalle. Un intercambio de palabras, esclarecimiento de hechos, devoluciones y cuentas cerradas...Verlo a los ojos y ratificar el engaño. Cerrar un capítulo y todas las puertas detrás de él. Pero me encuentro conmigo misma reflejada en un espejo de dolor e incertidumbre. Debo discernir entre el bien y el mal y decidir que me haría menos daño. Escojo el bien y perdono. Vacío mi corazón en lágrimas contenidas por un amor desahuciado y decido guardar lo bonito y desechar lo feo, sin olvidar las lecciones. Decido creer, por mi bien, que la verdad fué el amor. Nada mas cuenta.

Guardo la carta que le escribí llena de furia y asco para dársela otro dia. Un dia menos doloroso, menos significativo. Porque él era yo y yo era él. En la rabia, en el dolor, en la traición... y en el amor. Sueños abortados, alegrías esfumadas. Una fantasía de aire sin final feliz.

Decido creer en un sentimiento que me recorrió una vez de pies a cabeza y se quedó en mí. Decido creer que ese sentimiento no pudo ser falso. Decido creer que una mentira tan grande no puede sentirse en la piel y en el corazón como yo la sentí. Y me tranquilizo. Y me enrumbo a mi futuro incierto con la certeza de que aunque la vida es injusta y esta llena de espejismos y horrores, el amor si existe. Al menos dentro de mi. Aunque mi inocencia haya muerto al fin en un mar infestado de dudas y mentiras.


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