Mi jardín hoy se parece a mi. Los cabellos revueltos, tanto como el estómago, que se parece a mi estanque, lleno de hojas y basuritas varias, arrastradas por el temporal de los últimos dos dias. Vientos huracanados acaban de desnudar mis árboles, para darme mas trabajo en ese proyecto nuevo que es el paisaje desde mis ventanas. Sobre la grama, ramas y hojas en desorden me ofrecen un reflejo de mi alma hoy. Y tengo que limpiar para prepararlo todo para el largo invierno. Comienza de nuevo mi tiempo de introspección, de huida a mis adentros, de planificación de mis próximos pasos, de despedidas...asi como se caen las hojas secas para dar paso a las nuevas en la primavera.
En mi cabeza el temporal, como siempre, dejo claridad en el cielo y devastación en la tierra...por eso mi estómago se asemeja al estanque...
Tiempo de concentrarse.
En lo que tengo enfrente.
Lo demas es distancia y vacío.
Promesas e incertidumbre.
Distracción y sueño.
Paños calientes para una fria realidad.
Un realidad cierta y palpable.
La verdad suena como el taladro del obrero que abre el hueco para la nueva ventana de mi estudio...aunque yo quiera que se detenga porque me atormenta.
Hay que abrir la ventana...punto. En primavera me deleitaré en la vista. Hoy me duele la cabeza y no quiero escuchar un ruido mas.
Silencio desde aquel lado del océano.
Silencio.
Silencio.
Soplan vientos de invierno alla afuera...frío, oscuro y largo invierno...en silencio.
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